Yo a mi marido lo humillo y lo castigo a tope y la verdad el cabrón es sumiso como un perro, y más le vale que así sea porque cuando intenta rebelarse termina con dolor de huevos.
Le he puesto los cuernos con dos de sus amigos, un vecino que teníamos, y alguno que otro que yo me he levantado, pero la corneada más espectacular se la metí a los 3 meses de casados pues terminé follándome al hombre que el cornudo más odiaba, a su propio jefe y en su propia oficina, se sintió tan humillado que el imbécil que había soportado todas las corneadas anteriores humildemente cuando se enteró que me estaba acostando con su jefe se atrevió a reclamarme, me decía que eso era el colmo, que como le iba a hacer semejante putada que eso si no lo podía tolerar…. bla bla bla.
El caso es con un par de buenos bofetones le corté sus patéticas protestas, recuerdo que lo agarré con fuerza de las bolas – yo te los pongo con quien me de la puta gana maricón impotente, de cuando acá me vas a decir con quien puedo follar y con quien no, que te estas creyendo payaso lame culos, yo te pongo los cuernos con quien se me antoje y donde se me antoje y tu te aguantas so cabrón – Le retorcí y zarandeé los huevos hasta que llorando termino pidiéndome perdón por faltarme al respeto. Seguir leyendo ‘La corneadora tiránica’
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